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Arquitectos: Emilio Marín, Juan Carlos López
- Año: 2015
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Fotografías:Pablo Casals Aguirre, Felipe Fontecilla
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Proveedores: Hunter Douglas
I
El año 2013 nos encargan diseñar un edificio de uso público en el desierto más árido del mundo:
El Desierto de Atacama.
El lugar específico, el primer Parque eólico en el Norte de Chile, ubicado en la ruta a San Pedro de Atacama y Ayquina. Se nos pide hacer una propuesta de programa y diseño para un edificio capaz de exponer las diferentes capas que contiene el desierto: natural, cultural y energética.
La indefinición del encargo nos permitió abordar el proyecto como una investigación sobre la relación contemporánea de la arquitectura y el paisaje.
II
Es evidente que la arquitectura chilena más interesante de los últimos 20 años construyó su discurso desde una relación dialéctica con el paisaje, siempre desde una autonomía. Sin embargo, nosotros, aunque parte de esta generación, buscamos dar un paso más.
El proyecto pretende extender un poco los limites, ampliar la visión moderna, de la relación entre arquitectura y paisaje, donde los protagonistas son solo dos objetos que funcionan en una relación de opuestos.
Planteamos la posibilidad cierta de articular otras dimensiones del territorio con la arquitectura, romper esa dicotomía e integrar la propuesta como un nuevo paisaje dentro del desierto, un dispositivo que active otras interpretaciones, un observatorio donde el visitante toma parte y altera la comprensión de su entorno natural.
III
La estrategia principal del proyecto consiste en integrar al proyecto tres dimensiones de origen natural; La dimensión geográfica, paisajística y ecológica, a través de tres operaciones de proyecto, jerarquizadas en; organización, material y espacio.
Primero, la dimensión geográfica del desierto ordena los volúmenes destinados a exhibición, estos se posicionan en contraposición a los volcanes lejanos de la Cordillera de los Andes.
Después, de la misma manera que el extenso y desmesurado paisaje monocromático del Desierto de Atacama, el edificio se viste con un manto de un solo material.
El acero corten envuelve completamente la forma arquitectónica, haciendo que esta sea transforme en una roca de acero fundido que se pierde en la vastedad del desierto.
Finalmente, el espacio, que asume la dimensión ecológica del proyecto. Genera las condiciones para una experiencia integrada entre la vegetación y el público, un vacío central que protege del viento permitiendo la existencia de un pequeño oasis, rodeado por un corredor abierto que es además un mirador del cielo.
Originally published on November 09, 2017